Depresión en El Salvador ¿un Problema para el gobierno?

En el Centro Escolar, el Ocotal, el docente de cuarto grado, Erick Martínez expresa tener un grado con muchos problemas de trastornos de personalidad, con los que ha luchado desde que inició el año escolar, pero que por mucho que el quiera ayudarles, los problemas que los niños atraviesan los llevan desde la casa.

Marielena González, es una joven de 14 años de edad que cursa actualmente su octavo grado. Estudia desde primer grado en la institución, siempre fue una niña alegre, divertida, aplicada en sus notas. Comenta que sus padres nunca discutían enfrente de ella. Su familia siempre está pendiente de su hora de salida y entrada a la casa. Tratan de darle lo mejor.

Cuando entró a la pre-adolescencia, empezó a sentir síntomas que no son normales en ella, y se empezó a preocupar porque cada día eran más graves y afectaban su entorno. Sin embargo, para no preocupar a sus padres ella decide ocultar su tristeza, y refugiarse en sus estudios y tratar de sacar buenas notas en la escuela.

Pero se le hace difícil encontrar la manera de no preocuparse, porque sus calificaciones han bajado y lo que menos quiere es que sus padres se decepcionen de ella.

Soy muy activa, me gusta mantener mi mente ocupada para no pensar en otras cosas, al igual escucho música para olvidarme de las cosas que siento, comenta la joven.

Marielena, les comento sus problemas a sus dos amigas. Ambas, viven una vida similar, como la de Marielena. La joven, usa su celular tres o cuatro horas, el mayor tiempo lo pasa en la red social tik tok y Facebook, ella ha fumado, pero nunca ha ingerido alcohol. 

Empezó a fumar cigarrillo con sus amigas, cada vez era más la desesperación por el vicio, sus padres no se enteraban porque trabajan y no pasaban en casa, le daban permiso que estuviera en la casa de una de sus amigas confiando es que se reunían para estudiar y actividades de la escuela.

Llegué a un punto que no podía más con mi enfermedad y sabía que necesitaba ayuda, un día, el director me preguntó ¿porque mi rendimiento académico estaba bajo? y que no era la alumna que siempre estaba participando en las actividades de la escuela y mi actitud hacia mis compañeros era diferente y siempre me aislaba de todo. Es así como decido contarle al director. Expresa, Mariaelena.

Así mismo, Guadalupe Santos tiene 14 años de edad, estudiante de quinto grado; nos da su opinión sobre el significado la depresión: “para mi es una enfermedad la cual nos hace sentirnos tristes, enojados y desanimados. 

No es fácil, convivir en una sociedad donde piensan que por ser joven no tienes problemas y no te debes de preocupar por nada, más que por tus estudios. Pero la depresión llega cuando menos te lo imaginas.

 Cuando empecé a sentirme diferente y a dejar de hacer mis actividades normales, le pregunté a mis padres porque mi estado de ánimo y las cosas que me apasionaban poco a poco iban perdiendo interés en mí. Mis padres deciden llevarme donde un especialista en psicología, nos separaron y nos hicieron un diagnóstico. Me dijeron que tenía depresión.

En aquel momento, no podía procesar ni absorber la información de forma sana o razonable, así que no entendía muy bien lo que eso significaba.

Normalmente siempre era la que daba ánimos a mis hermanos, en la escuela era la que enfrentaba los problemas y los desafíos y trataba, que los demás estuvieran alegres, me gustaba contarles chistes. Estaba que no lo creía. Pero mis padres me abrazaron y me dijeron que nunca iba a estar sola y que juntos íbamos salir adelante.  

Guadalupe, lleva aproximadamente dos años sufriendo depresión y asegura que sus padres la apoyan. La joven ayuda a sus compañeros que también presentan síntomas de depresión. Guadalupe asiste una vez por semana a terapias psicológicas en la unidad de Salud del distrito de Dulce Nombre de María. 

De igual manera, Alejandra Sandoval, una joven de 13 años edad, estudiante de sexto grado, nos cuenta su experiencia, comenta que sintió tristeza y miedo desde los 6 años de edad, cuando sus padres se separaron y ella se fue a vivir con su mamá a otros distritos, su padre se caso y empezó a tener poca comunicación, para ella fue un golpe duro; ya que su papá era su todo. 

Al pasar los años y llegar la adolescencia, Alejandra les contaba sus problemas a sus amigos. Sus amistades la incitaban a tomar y fumar constantemente. Su madre y los profesores de la escuela al ver su comportamiento tomaron a bien buscar soluciones alternativas para que dejara de consumir estas sustancias. 

Sin embargo, cuenta que todo es un proceso y que pronto y con ayuda de la psicóloga que apoya al complejo espera seguir adelante.